sábado 2 noviembre 2024, 12:11 PM Por: Alejandro Tapia
Derrotado el viernes el Mónaco, el París Saint Germain reforzó su liderato y disparó su ventaja hasta los seis puntos con una victoria corta contra el Lens, al que superó con un gol a los tres minutos de Ousmane Dembele, al que creó múltiples ocasiones para doblegarlo con mucha más amplitud en el marcador y con el que sesteó a ratos, incluso frente a diez rivales en la última media hora del encuentro (1-0).
Son las dos versiones del vigente campeón de Francia, imparable líder y favorito en la competición de su país y agobiado en la Liga de Campeones, en la que ya aguarda el próximo miércoles al Atlético de Madrid en el Parque de los Príncipes, consciente de que la exigencia será mucho mayor, necesitado de más constancia y, sobre todo, más pegada.
El PSG maneja algunos mecanismos incontestables. Cuando corre a toda velocidad, a campo abierto, con el vértigo que le proporcionan sus extremos (Bradley Barcola y Ousmane Dembele), pero también sus laterales (Achraf Hakimi y Nuno Mendes), cuando presiona con acierto o cuando recupera el balón en campo rival transmite una superioridad opresiva.
Su contragolpe es letal, sobre cuando conecta con Barcola. Su futbolista más diferencial en el ataque. El 1-0, apenas superado el minuto 3 de partido, fue obra suya. Porque recuperó la pelota, corrió a por ella, la controló y la condujo hasta que regaló el gol a la llegada por el otro perfil de Dembele, que empujó el tanto que acomodó al vigente campeón francés.
Pero el PSG también tiene defectos. Le faltó efectividad ofensiva. La cualidad más decisiva de todas. De haber sido contundente en el primer tiempo sobre la portería contraria, se habría ido al descanso con una goleada mucho más expresiva de sus ocasiones que el simple 1-0: Dembele estrelló un zurdazo en el poste, Asensio perdonó dos tantos, Barcola otro, Fabién otro... Al intermedio, hasta nueve tiros dentro del área, a los que sobrevivió el Lens, entre las paradas de Samba y la falta de tino del bloque parisino sobre el marco contrario.
Pero el PSG, entre todos sus recursos innumerables, también presenta defectos. En su defensa, por ejemplo. Cuando su oponente es capaz de sortear la presión, el enfrentamiento contra su retaguardia es apenas de uno para uno, con todo el terreno que permite a la espalda de su fenomenal medio campo: Joao Neves, Vitinha y Fabián.
El cabezazo de Nzola, todavía en la primera parte, atrapado por Safonov, el sustituto de Donnarumma en la portería titular del PSG, lo puso en evidencia, igual que unos cuantos contraataques más del Lens que terminaron en nada por su propia impericia, con todos los espacios que permite el vigente campeón galo cuando no desarrolla su presión con éxito.
Es uno de los vaivenes que soporta cada partido el conjunto parisino, que también se mueve al filo de lo imprevisible, de cualquier detalle. Juega con fuego por momentos en sus encuentros, con el riesgo que supone con una renta tan mínima en el marcador, el 1-0, por más que el Lens se quedó con diez por la expulsión con tarjeta roja directa de Khusanov.
Era aún el minuto 60 del choque, con la ventaja de un único gol del conjunto dirigido por Luis Enrique Martínez, que dio recorrido a Kang in Lee por Dembele y después a Doué y Zaire Emery por Asensio y Fabián Ruiz, camino de su octavo triunfo en diez jornadas en la Ligue 1, consolidado como único favorito, a la espera del Atlético y Simeone. Un desafío mayor.
Información de EFE/Foto: EFE