Futbol Internacional

Se acabó la paciencia con los aficionados del Manchester United

lunes 10 marzo 2025, 11:47 AM    Por: Diego San Román

Se acabó la paciencia con los aficionados del Manchester United

"Devolvednos nuestro club" y "dejad de explotar la lealtad" eran dos de las frases que más se podían ver en un Old Trafford vestido de funeral. La gran parte de la afición del Manchester United vestía de negro para protestar por la gestión en los últimos veinte años de la familia Glazer y más recientemente la de Jim Ratcliffe y su empresa INEOS. Y esta clase de actos ya son más una tónica habitual en la Premier League que una rareza.

En las últimas semanas, las quejas se han amplificado entre unas aficiones que están hartas de que los mandatarios suban, por ejemplo, los precios de las entradas y los abonos, alegando las circunstancias económicas y la necesidad de ingresos extra, a la vez que estos mismos no renuncian a bonus y cometen malas decisiones deportivas que son, a la postre, las que provocan los malos resultados.

Hace escasos días fueron un par de centenares de personas las que se reunieron en los aledaños de Stamford Bridge para quejarse de la propiedad actual, la que está formada por un consorcio estadounidense y liderada, como cara más visible, por Todd Boehly. "Dejad de matar al Chelsea", escribieron en sus pancartas. "Fuera de nuestro club".

Desde que este grupo, Clearlake Capital, se hizo con el Chelsea en la primera de 2022, cuando Roman Abramovich tuvo que venderlo por su relación con la invasión de Ucrania, el club ha gastado más de 1.000 millones de euros, ha tenido a un puñado de entrenadores, pero, sin embargo, no ha ganado un solo título.

Las protestas estuvieron también motivadas por el descubrimiento de que Boehly es propietario de una de las páginas webs que revende entradas para eventos, incluidos los partidos de Premier League y, por consecuencia, los del Chelsea. Los precios en estas webs son desorbitados y se aprovechan de las escasez y la dificultad para acceder a tickets para explotar el dinero de los aficionados.

UNITED, CHELSEA, TOTTENHAM...

En el caso del Tottenham, las quejas son frecuentes. Es complicado acercarse un día de partido a los alrededores del Tottenham Hotspur Stadium y no encontrarse con alguna manifestación contra el INEC Group y particularmente, con la figura más pública del mismo, Daniel Levy.

"Es tiempo para un cambio", reclamaron los aficionados 'Spurs', que están hartos de lo que ellos entienden una falta de inversión por parte de los propietarios que no ha estado a la altura, por ejemplo, del magnífico estadio que se construyó en 2017. Pese a ser uno de los campos más modernos del mundo y recibir unos ingresos millonarios gracias a albergar eventos con la NFL, conciertos, combates de boxeo y más, ese dinero no se reinvierte en el propio equipo.

Incluso el núcleo duro del vestuario lo cree así y hace un par de meses, Cristian Romero, uno de los capitanes, aseguró que siempre se culpa de la mala situación a los jugadores y al entrenador, pero nunca al verdadero culpable. Es decir, Levy.

El Tottenham no gana un título desde 2008, cuando Juande Ramos levantó la Copa de la Liga y aspira a una temporada triste, fuera de toda posibilidad de clasificarse a Europa a través de la liga y con el único aliciente de ganar la Europa League, donde pueden quedar eliminados este jueves ante el AZ Alkmaar.

DE LAS DEUDAS A LA DESAPARICIÓN

Esta situación de inestabilidad no afecta solo a los grandes clubes y es incluso más sangrante en divisiones inferiores, como el Reading, que hace no tanto estuvo en Premier League y ahora en tierra de nadie en Tercera división y con unos dueños endeudados, o el Bury, que tras más de 120 años de existencia desapareció por problemas financieros.

Una de las principales quejas de los aficionados es el precio de las entradas, que ha aumentado más de un 800 % desde el inicio de la década de 1990 hasta ahora. Mientras que la Premier League limita el tope que un equipo puede cobrar a sus aficionados visitantes (30 libras), para los precios locales hay mucha más libertad.

Diecinueve de los 20 equipos de la Premier decidieron subir los precios antes de esta temporada. Es decir, todos a excepción del Crystal Palace. Varios de esos clubes, incluyendo el Manchester United, han quitado los descuentos a personas mayores y jóvenes, mientras que otros, como el Arsenal, han anunciado ya subidas de cara a los precios de la campaña próxima.

La venta de entradas es un ingreso vital para los clubes, como se demostró durante la pandemia de covid, y la Premier League ingresa por temporada más de 830 millones de libras, muy por encima de otras ligas como la Española (481 millones) y la alemana (430 millones).

LOS TRABAJADORES, LOS MÁS AFECTADOS

A esto hay que añadir lo poco que está gustando a aficiones como la del United que el club esté usando a los trabajadores para arreglar sus problemas financieros.

El United ha despedido a 450 personas en un año y ha recortado gastos como la cenad de navidad o la comida gratis en el centro de entrenamiento, además de quitarle la pensión a leyendas como Alex Ferguson, para tratar de paliar los cinco años de pérdidas que acumula. Sin embargo, decisiones como la de despedir a Erik Ten Hag meses después de renovarle y tener que pagarle un finiquito de 10 millones de libras, o pagar más de 4 millones de libras para tener a Dan Ashworth como director deportivo durante seis meses, más allá de los sueldos de jugadores como Casemiro y Marcus Rashford, o los fichajes desastroso de Antony y Mason Mount, no han tenido consecuencias.

Todo esto ocurre además en un contexto en el que el Gobierno británico trata de sacar adelante el regulador independiente del fútbol que tratará de ayudar a los aficionados y darles más voz.

La Premier y sus equipos rechazan esta propuesta porque ven amenazado uno de los negocios más rentables y viables del mundo.

Si los aficionados ya demostraron en 2021 que pueden cambiar el rumbo de la historia, al posicionarse contra la Superliga, esta es su siguiente batalla.

 

 

EFE/Foto: EFE

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